martes, 15 de enero de 2013


CULTURA IDIOMÁTICA I
Universidad de Antioquia
Facultad de Comunicaciones—Alejandro Uribe


Nombres: Laura Villa Marín y Diego Osorno Franco
Fecha: 15 de diciembre de 2012
Tema: Relatoría 4. Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?
Bibliografía: Charr, Nicholas (2010). Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?.  Bogotá:_Taurus, pp 13 - 176

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¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?

Nicholas Carr en su libro presenta la idea de que la red, como cualquier tecnología de la comunicación, moldea nuestra forma de pensar, pero sobre todo, debilita mucho nuestra capacidad de reflexión seria. Lo explican bien paradojas tales como; “la red atrae nuestra atención sólo para dispersarla” y la descripción de un ordenador como “un ecosistema de tecnologías de la interrupción”. Pero quizá lo más interesante sea su advertencia de que hemos arrinconado la tradición intelectual de solitaria concentración en una única tarea y de que estamos evolucionando de ser cultivadores de conocimiento personal a cazadores recolectores en un bosque de datos electrónicos.

Así, cuando se apunta que usar internet desarrolla ciertas habilidades, la coordinación ojo-mano, los reflejos, la facilidad de procesamiento visual de señales, indica que nuestra nueva riqueza en inteligencia visual-espacial va de la mano con un debilitamiento de nuestras capacidades para el tipo de procesamiento profundo, la concentración, el retenimiento de información en el que se basa la adquisición consciente de conocimiento, el análisis inductivo, el pensamiento crítico, la imaginación y la reflexión, sostiene Carr.

En otras palabras el autor describe que la red nos está haciendo más inteligentes, siempre y cuando definamos la inteligencia según los estándares de la propia red. Si adoptamos una perspectiva más amplia y tradicional de la inteligencia, si pensamos en la profundidad de nuestro pensamiento y no sólo en su velocidad, se impone una conclusión diferente y considerablemente más negra, ésta es que hay funciones mentales para las que somos cada vez menos capaces: las que “fomentan el pensamiento tranquilo, lineal, las que utilizamos al atravesar una narración extensa o un argumento elaborado, aquellas a las que recurrimos cuando reflexionamos sobre nuestras experiencias o contemplamos un fenómeno externo o interno”.

Histórica y científicamente hay evidencias de que nuestro cerebro es muy plástico, y ésta capacidad no se pierde, como se pensaba hace varias décadas. Contamos con la gran aptitud de poder modificar las redes y funciones neuronales creando nuevos hábitos y modificando los viejos con  respuesta de nuestras experiencias, dependiendo de la tecnología que utilicemos para adquirir y almacenar información. Freud denomina  esta capacidad de comunicación entre neuronas y la formación de nuevas conexiones, como sinapsis. Después de varios experimentos Kandel confirmó que la repetición constante de hábitos puede hacer cambiar y adaptar las conexiones neuronales, acostumbrando al cerebro a una nueva tarea, y por ende adquiriendo una  nueva manera de pensar, actuar y ver el entorno, gracias a la estimulación cerebral.

Carr hace un recorrido histórico por varias tecnologías que influenciaron en el progreso de la humanidad, desde la invención del mapa que modificó la percepción del hombre sobre su espacio, dándole nombre a los territorios; el reloj donde el hombre tuvo una idea diferente del tiempo, cambiando nuestro comportamiento en un ámbito personal y social, la imprenta como medio de dispersión de escritos  y a su vez de conocimiento y así a través de los años hasta llegar al  internet, los buscadores, libros electrónicos, la Web 2.0 que tenemos ahora.
El libro ha tenido un proceso de evolución largo y portentoso. Se inició con las figuras rupestres en las cuevas, luego la escritura cuneiforme en tablas, el ingenioso invento del papiro en Egipto que facilitaba el almacenamiento de conocimiento, pero el papiro era muy caro así que se inventaron unas tablas de cera que se amarraban y protegían con cuero, de ahí el inicio del libro, culminando con la fabricación del papel en china como material más accesible y barato para los libros.

Las mejoras en los libros trajeron consigo una íntima personalización de la lectura, aumentando la capacidad de concentración del hombre y a su vez la habilidad creativa y reflexiva, que llevaba la lectura a un grado de meditación donde la mente se enriquecía de nuevos conocimientos pasivamente. Pero con la llegada del internet adoptamos la computadora como la mejor opción para almacenar y buscar información.  Sin embargo ésta no es tan práctica como un libro, que puede llevarse a cualquier lado sin temor de que se dañe, ensucie o que se agote la batería.

No se equivocaba  Sócrates al afirmar que el ser humano dejaba de tener sus propios pensamientos al obtener ideas del exterior. El almacenamiento de información en nuestra memoria requiere de un proceso  de racionamiento para que las neuronas lo capten. Debido a que estamos almacenando todos nuestros recuerdos en un medio virtual, nuestra  memoria a corto y largo plazo está comprometida, como lo podemos evidenciar al usar las redes sociales como Facebook,  en la cual pasamos de una publicación a otra, sin recordar certeramente la anterior. Nos estamos quedando huecos, pues pretendemos almacenar todos los datos  de nuestra memoria en un ordenador.

El internet se ha involucrado en todos los aspectos de la vida, es una herramienta que está a la mano para obtener toda clase de información y expresión. El problema es cuando dependemos ciegamente de la web y la convertimos en nuestro santuario, del cual dependen todos nuestros recuerdos y reflexiones. El camino correcto es mantener un balance entre medios digitales y escritos, que conserve una armonía que de espacio a un autónomo pensamiento.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Aprender a leer exige al cerebro adaptarse al reto de generar conexiones

 CULTURA IDIOMÁTICA I
Universidad de Antioquia
Facultad de Comunicaciones—Alejandro Uribe


Nombres: Laura Villa Marín y Diego Osorno Franco
Fecha: 8 de diciembre de 2012
Tema: Relatoría 3. Cómo aprendemos a leer
Bibliografía: Wolf, Maryanne (2008). Cómo aprendemos a leer: Historia y Ciencia del Cerebro y la Lectura.  Barcelona: Ediciones B


Aprender a leer exige al cerebro adaptarse al reto de generar conexiones

  “Aprender a leer sólo es posible por la plasticidad del diseño cerebral, y cuando se logra, el cerebro del individuo cambia para siempre”, sostiene Maryanne Wolf.  Leer no es una habilidad innata en el ser humano como lo son las capacidades genéticas visuales y auditivas.  Enseñarle a la mente un lenguaje simbólico implica una construcción de nuevos circuitos neuronales.

El complejo proceso de estructuración es posible gracias a la poderosa plasticidad que posee el cerebro humano  para moldearse, la  ampliación y organización del  intelecto, mejorando la memoria, el aprendizaje, la intuición.  El cerebro renueva lo que naturalmente posee.

El libro a su vez presenta a la variación que puede adoptar el cerebro en cada individuo, reflejada en condiciones como la dislexia, donde pone en evidencia a la lectura como invención del hombre.

La autora plantea que históricamente las aptitudes lingüísticas han sido el fundamento de un desarrollo global. En nuestro presente con el surgimiento de las nuevas tecnologías, la lectura ha manifestado cambios, pasando de medios análogos a medios digitales, un nuevo desarrollo de codificación para el cerebro, que continúa en un constante cambio adaptándose  a las exigencias del entorno, para mantenerse alerta en un proceso de adaptabilidad.

El cerebro gracias a su capacidad de reestructuración frente a las nuevas experiencias con el entorno natural o el cibernético diferencia y relaciona los símbolos propios de cada uno. La lectura es esencial como mecanismo facilitador para la reflexión de nuevos contextos, en busca de una satisfacción por conocer y darse a conocer en un medio social.

viernes, 26 de octubre de 2012

Describir el escribir


CULTURA IDIOMÁTICA I
Universidad de Antioquia
Facultad de Comunicaciones—Alejandro Uribe


Nombre: Daniel Restrepo García, Diego Osorno, Laura V. Marin
Fecha: 26 de octubre de 2012
Tema: Relatoría 2. Describir el escribir
Bibliografía: Cassany, Daniel. Describir el escribir. (1987). Capítulo 3 y 4.  Barcelona: Paidós Ibérica.

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Daniel Cassany (1987) en el tercer  capítulo “cómo se aprende a escribir” describe: la prosa del escritor  y la prosa del lector, y las presenta como herramientas para el proceso de escritura; la primera para generar ideas y la segunda para planificar, rectificar y examinar lo que se tiene.
La teoría precisa diferencias importantes porque en el momento de escribir los autores suponen que el lector contextualiza o infiere exactamente lo que se quiere transmitir, efectos que no son generales ya que cada uno hace una construcción de las lecturas según sus experiencias.
Cassany (1987) propone dos instancias a la hora de escribir: primero en prosa de escritor y luego en prosa del lector, lo que indicaría plasmar las ideas sin complicaciones al inicio del proceso de escritura y evitando hacerse preguntas como: “¿me estoy haciendo entender?”, para después pasar a escribir lo que se quiere decir claramente y en un lenguaje sencillo.  

En el capítulo “el proceso cognitivo” El autor describe detalladamente “las diferentes operaciones intelectuales que realiza un autor para escribir un texto” (Cassany. 1987: 145), y los métodos a los que se referencia para el análisis: introspectivo o protocolario (Flower y Hayes. (1981). Citado en Cassany. 1987: 146 ).  El proceso cognitivo  consta de tres unidades: la situación de comunicación, la memoria a largo plazo del escritor y los procesos de escritura y está conformado por diferentes subprocesos de constante interacción entre ellos.

Este libro trae a presencia lo ausente evidenciando lo que muchas veces los escritores pasamos por desapercibido, pequeños pero importantes detalles en la construcción de los textos. En general enseña que es muy importante saber a quién (o quiénes) van dirigidos los escritos, para dominar el código a emplear con el objetivo de ser claro al momento de expresar las ideas.  



viernes, 28 de septiembre de 2012

Describir el escribir.


Describir el escribir.

28 de septiembre de 2012

Texto: Describir el escribir

Autor: Daniel Cassany

Capítulos: ¿Qué es el código escrito? , ¿cómo se adquiere el código escrito? y Leer como un escritor.

Cassany describe el código escrito como algo más allá de la simple transcripción del código oral, y que aparte de la gramática también tiene grupos de conocimiento, la adecuación, la coherencia y la cohesión, que agrupan algunas reglas para la producción de textos. Para la Adecuación hay que tener en cuenta si se usará una variedad dialectal o estándar y si será un tema general o específico, de acuerdo a la situación. La Coherencia nos explica que para cada situación hay un número determinado de informaciones pertinentes. En la Cohesión demuestra que la propiedad con la que el texto conecta las ideas es también fundamental. La Corrección gramatical que  sin duda es también fundamental, los conocimientos gramaticales de fonética y ortografía, morfosintaxis y léxico, estas convenciones sociales son imprescindibles para garantizar el éxito de la comunicación.

Cassany no se equivoca en su teoría de que el código escrito es complejo y tiene sus propias reglas, y le falta anotar que el código escrito tiene más veracidad y perduración en el tiempo porque permanece en el papel y no como la comunicación oral que muchas veces –como dice el dicho- se las lleva el viento. Es innegable que en una situación de pre-producción de la escritura hay que sentarse a pensar a qué público se dirigirá y allí es donde se fundamenta la Adecuación para saber qué vamos a decir y qué palabras vamos a utilizar para lograr que no hayan confusiones en el momento de la lectura del texto, del mismo modo que la información se presente de la forma más agradable posible. Y la coherencia y la cohesión nos ayudan a llevar las ideas por un camino estructurado para no perdernos en la información. Finalmente las reglas gramaticales permiten que dados los consensos sociales el texto éxito en su transmisión de información.

El autor en el capitulo, ¿cómo se adquiere el código escrito?, que la lectura es una gran herramienta para el aprendizaje del código escrito, me resulta claro porque los humanos aprendemos imitando y así como aprendemos a hablar escuchando, desarrollamos nuestras competencias escritoras leyendo. Un aspecto que resalta él, es que leer por placer es más efectivo que leer por leer, este hecho no es sorprendente si pensamos que el hábito y el placer de la lectura incrementan tanto la comprensión como la expresión escrita.

En el capítulo Leer como un escritor, Cassany nos invita a hacer una lectura más consciente, consciente de las estructuras gramaticales, léxicas, reglas de adecuación, cohesión y coherencia, por ejemplo no solo mirar qué cuenta la historia sino cómo está redactada la historia. Propongo que  no solo quedarse con el análisis de la redacción sino intentar imitar el uso de las herramientas.
Para concluir: el código escrito es diferente del oral y tiene sus propias reglas que lo diferencian, la mejor manera de adquirir el código escrito es leyendo, y leer por placer y consiente de la estructura del texto potencian la capacidad de escritura.



Diego Osorno Franco
Estudiante Comunicaciones
Facultad de Comunicaciones
Universidad de Antioquia


viernes, 21 de septiembre de 2012